Con la muerte de Diane Keaton se ha comentado lo que significó para las mujeres en 1977 en Annie Hall, se ha hablado menos de lo que significó para los hombres. Para mí no significó nada, tenía cinco años, pero sí cuando la vi luego por primera vez, a finales de los ochenta, y quizá el impacto era mayor: éramos niños que entraban de lleno en la era material y nos metían por los ojos a Samantha Fox y Pamela Anderson, y a un nivel más sofisticado, Cindy Crawford y Claudia Schiffer. Para las mujeres Keaton significó un nuevo tipo de mujer alejada de los cánones impuestos, etcétera. No sé para los demás hombres, pero para mí, a ver cómo lo digo: era la novia normal. Es decir, una tía que no parecía de una película, sino de la vida real. No correspondía al modelo hollywoodiano ni publicitario que intimidaba a las mujeres, pero ni te cuento a los hombres, al menos a mí: jamás ibas a tener una novia así, pero por suerte no existían en la vida real. Y sobre todo lo que pasaba en Annie Hall es que ellos dos se enamoraban hablando, y tú de ella. No había una aparición estelar de un icono sexual que quitaba la respiración. Es más, como luego en Manhattan, cuando Woody Allen se encuentra con ella la primera vez le parece una imbécil, y él a ella, lo mismo. Siendo el amor algo irracional, es en la conversación donde se decide todo. Annie Hall parecía un poco loca, pero es que también eso suele ser lo normal, aquí pocos se libran. De puro normal era única y extraordinaria, porque lo normal es que cada uno sea de una manera.
Fuente: https://elpais.com/ideas/2025-10-19/diane-keaton-era-como-una-novia-normal.html