Generales Escuchar artículo

"El fútbol se vuelve un lujo: la polémica campaña contra la piratería en medio de precios inalcanzables"

Mientras TNT Sports y ESPN Premium estrenaron un spot que criminaliza a quienes eligen ver partidos por vías alternativas, los datos revelan que acceder al fútbol codificado hoy consume más del doble

"El fútbol se vuelve un lujo: la polémica campaña contra la piratería en medio de precios inalcanzables"

Mientras TNT Sports y ESPN Premium estrenaron un spot que criminaliza a quienes eligen ver partidos por vías alternativas, los datos revelan que acceder al fútbol codificado hoy consume más del doble

En un insólito episodio previo al duelo decisivo entre Platense y Huracán, las pantallas oficiales exhibieron un mensaje que comparaba el consumo de transmisiones no autorizadas con el robo de un balón. La metáfora, impulsada por las empresas titulares de los derechos televisivos, buscaba estigmatizar a quienes recurren a plataformas informales para seguir el torneo local. Sin embargo, detrás de la moralina publicitaria, se esconde una realidad ineludible: para vastos sectores de la población, pagar por el fútbol se ha convertido en un privilegio inaccesible.

El abismo entre salarios y costos
Hace quince años, durante la era previa a Fútbol Para Todos, el precio del paquete deportivo equivalía al 1,7% del ingreso medio de un trabajador. Hoy, ese mismo servicio absorbe el 2,24% de un salario, en un contexto donde los planes de cable básicos superan los $19.000 y el Pack Fútbol ronda los $16.000 mensuales. Los números, contrastados con los índices oficiales, demuestran que, pese al crecimiento nominal de los sueldos, la capacidad de consumo se ha erosionado: en 2009, con un ingreso promedio, una persona podía costear 55 suscripciones al codificado; hoy, apenas 44.

El escenario se agrava con la reciente desregulación de las tarifas de telecomunicaciones, que eliminó los topes a los aumentos y retiró a estos servicios de la categoría de "esenciales". Las compañías ahora tienen vía libre para ajustar sus precios sin freno, en medio de una inflación que ya castiga los bolsillos.

La odisea del hincha
Para los aficionados, ver a su equipo se ha transformado en una carrera de obstáculos. Quienes no pueden costear los abonos se ven obligados a navegar por sitios bloqueados, sortear ventanas emergentes o depender de conexiones inestables. La industria, lejos de ofrecer soluciones, responde con persecuciones judiciales a las páginas alternativas, como ocurrió con Fútbol Libre, mientras multiplica las barreras de acceso: ya no basta con un solo servicio; hay que suscribirse a múltiples plataformas para seguir la liga completa.

La campaña de TNT y ESPN, en lugar de interpelar esta crisis, optó por simplificar el debate. Mientras el Calamar soñaba con su primer título y Huracán intentaba romper una sequía de cinco décadas, el mensaje corporativo ignoró que, para millones, la piratería no es un capricho, sino la única puerta de entrada a un espectáculo que alguna vez fue masivo. El fútbol, ese ritual que une a la Argentina, ahora divide: de un lado, quienes pueden pagar; del otro, quienes improvisan para no quedarse afuera.

Comentarios
Volver arriba