La memoria de la Alemania comunista se guarda en el garaje
Se puede afirmar sin miedo que ...
Se puede afirmar sin miedo que Chemnitz no es Olga, el personaje del célebre relato de Nabokov a quien desde muy pequeña se consideró una belleza rusa. Destruida con saña por los bombardeos aliados, tras la Segunda Guerra Mundial tuvo un segundo nacimiento bautizada como Karl-Marx-Stadt, Ciudad de Karl Marx. El filósofo alemán nunca vivió ni trabajó en la ciudad, ni siquiera estuvo de paso, pero las autoridades de la República Democrática Alemana (RDA) resolvieron que el nuevo nombre se ajustaba como un guante a su tradición obrera e industrial y sobre todo a lo que planificaban para ella: un porvenir como “ciudad modelo socialista”. En esta metrópoli sovietizada florecieron unos espacios singulares de propiedad personal, muy privada: los garajes para el coche. Un equipo de cuatro expertas en estudios culturales y antropología, en uno de los principales proyectos de Chemnitz como Capital Europea de la Cultura en 2025, ha decidido ponerlos en el mapa, valorarlos como archivos vivos y desentrañar lo que guardan.