
Tensión en el Tedeum: Milei evita saludo protocolar con Macri y Villarruel
El presidente desató un incómodo momento al ignorar a las autoridades que lo esperaban en la entrada de la Catedral Metropolitana, en un gesto que no pasó desapercibido.
En el marco de los actos conmemorativos por el 25 de Mayo, el presidente Javier Milei generó un clima de tirantez durante su llegada a la Catedral Metropolitana para el tradicional Tedeum. El mandatario, en un movimiento que rompió con la etiqueta habitual, omitió saludar al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y a la vicepresidenta Victoria Villarruel, quienes aguardaban su arribo junto a otras figuras políticas.
Las cámaras captaron el instante en que Milei, tras descender del vehículo oficial, avanzó con la vista fija al frente, sin detenerse para estrechar las manos de los presentes. Su actitud, firme y distante, dejó entrever una clara intención de eludir el saludo protocolar, lo que provocó expresiones de desconcierto en los rostros de Macri y Villarruel.
El episodio ocurrió minutos antes del inicio de la ceremonia religiosa, marcando un tono incómodo desde el primer momento. La vicepresidenta, pese al desaire, mantuvo una sonrisa contenida, aunque el gesto no logró disimular el malestar generado. Acompañado por miembros de su gabinete, el presidente ingresó al templo sin mediar palabra con los demás dirigentes, un hecho que rápidamente se convirtió en el centro de atención.
Más tarde, durante el desarrollo del acto, Villarruel caminó cerca de Milei, aunque sin entablar diálogo alguno. La distancia entre ambos se mantuvo palpable hasta que cada uno ocupó su lugar para escuchar las palabras del arzobispo Jorge García Cuerva.
La secuencia de eventos no terminó allí. Al finalizar el Tedeum, el presidente se trasladó a Plaza de Mayo para presenciar el cambio de guardia del Regimiento de Patricios. En esta ocasión, aunque compartió el espacio con Macri y Villarruel, el silencio y la falta de interacción persistieron, reforzando la imagen de un distanciamiento que ya había quedado en evidencia horas antes.
La escena, cargada de simbolismo, dejó en claro que, más allá de los rituales institucionales, las tensiones políticas pueden manifestarse incluso en los momentos más solemnes.