
Fuga de capitales y desequilibrio cambiario: el desafío económico bajo la lupa
Mientras el Gobierno recibe apoyos verbales de inversores extranjeros, la salida de divisas alcanza niveles récord, profundizando la fragilidad financiera.
En los primeros cuatro meses de 2025, la inversión extranjera directa registró un saldo negativo de 1.789 millones de dólares, marcando una tendencia alarmante. Este fenómeno no es nuevo: desde antes, empresas internacionales, especialmente del sector petrolero y gasífero, ya aceleraban la repatriación de sus capitales. Si se contabilizan las divisas fugadas en diciembre pasado, el déficit acumulado en cinco meses asciende a 3.000 millones de dólares.
A pesar de las reiteradas muestras de respaldo por parte de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) y otras corporaciones globales, las acciones concretas de estos actores contrastan con sus declaraciones. En lugar de inyectar fondos, retiran más dinero del que aportan, generando una contradicción evidente.
La advertencia de los expertos
La Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), basándose en cifras del Banco Central, alerta: "La inversión extranjera directa, lejos de fortalecer las reservas, está demandando dólares". Este mecanismo, que debería ser clave para equilibrar el déficit en la cuenta corriente, se ha invertido, agravando la presión sobre las ya escasas divisas.
El comportamiento actual dista mucho del observado en años recientes. Entre 2021 y 2024, el primer cuatrimestre cerraba con superávit: 237 millones de dólares en 2021, 239 en 2022, 204 en 2023 y 221 en 2024. La abrupta reversión de esta tendencia preocupa a los analistas.
El FMI y el espejo de Macri
Aunque el Fondo Monetario Internacional y otros organismos respaldan al Gobierno, sus elogios no han logrado frenar la demanda masiva de dólares por parte del sector privado. Solo en el primer mes sin restricciones cambiarias, las compras de divisas alcanzaron los 2.000 millones de dólares.
Este escenario recuerda al vivido durante la gestión de Mauricio Macri, también con Luis Caputo al frente de Economía: endeudamiento externo acelerado, fuga de capitales y un aumento desmedido de las importaciones. Aquella experiencia terminó en crisis, dejando una pesada herencia de deuda.
Turismo y gastos en el exterior: otra sangría de divisas
Otro factor que drena las reservas es el creciente gasto en turismo internacional. En abril, el déficit del sector servicios llegó a 1.161 millones de dólares, impulsado por viajes al exterior y consumos con tarjetas en moneda extranjera. Estos rubros explican 863 millones del total, marcando un récord histórico para ese mes.
El atraso cambiario, que abarata los viajes fuera del país mientras encarece la Argentina para los turistas extranjeros, es señalado como la causa principal. Paralelamente, el comercio exterior refleja un desbalance: las importaciones crecieron 35,6% interanual, frente a un aumento de apenas 5,8% en las exportaciones.
La deuda y el ajuste como única salida
La estrategia oficial apuesta a reducir el riesgo país para acceder nuevamente al crédito internacional y refinanciar los vencimientos, que en 2026 superarán los 20.000 millones de dólares. Sin embargo, el Gobierno evita discutir cómo generará divisas mediante el desarrollo productivo o la innovación tecnológica.
Mientras tanto, la brecha social se profundiza. Según FIDE, las ventas de autos y electrodomésticos crecen más del 30%, pero el consumo de alimentos y medicamentos se estanca. "Los sectores con ingresos fijos ven reducir su poder adquisitivo, mientras los estratos altos se benefician de la valorización financiera", concluye el informe.
El modelo económico enfrenta así un doble desafío: contener la hemorragia de dólares y evitar que el ajuste recaiga exclusivamente sobre los más vulnerables.