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Compraron tiempo: poco y caro

El Gobierno logró un respaldo inédito de Estados Unidos, pero la calma duró apenas una semana. El mercado volvió a tensionarse y el Banco Central profundizó el cepo.

Compraron tiempo: poco y caro

El Gobierno logró un respaldo inédito de Estados Unidos, pero la calma duró apenas una semana. El mercado volvió a tensionarse y el Banco Central profundizó el cepo.

El Gobierno nacional concretó en los últimos días un apoyo financiero sin precedentes del Tesoro de Estados Unidos, en un intento por estabilizar el tipo de cambio y recomponer reservas. Sin embargo, la primavera financiera duró poco: el alivio se esfumó en apenas una semana y el Banco Central volvió a endurecer las restricciones cambiarias.

La secuencia comenzó luego de que el 19 de septiembre el BCRA vendiera USD 1.100 millones —parte del préstamo del FMI— para defender el techo de la banda cambiaria. Ante la evidencia de un esquema agotado, el equipo económico apuró medidas de emergencia. El lunes siguiente, en la previa a la apertura de los mercados, se anunció la eliminación de las retenciones para el agro y un mensaje de apoyo de Scott Bessent, secretario del Tesoro norteamericano, quien aseguró que “hará lo que sea necesario” para evitar una crisis financiera en Argentina.

La eliminación de retenciones implicó para el fisco una pérdida estimada de USD 1.450 millones en recaudación, equivalente al 0,3% del PBI. Aunque el Gobierno buscaba contener al dólar y acumular divisas, la medida se tradujo en una efímera euforia: el tipo de cambio bajó de $1.475 a $1.328, el riesgo país se derrumbó 550 puntos y las acciones bancarias subieron hasta 25% en dólares.

Sin embargo, el entusiasmo duró poco. El mercado pronto pidió precisiones sobre el supuesto rescate estadounidense, especialmente después de que Bessent aclarara en una entrevista televisiva que “no estamos poniendo dinero en Argentina, le estamos dando una línea de swap”. Así, quedó en duda si la asistencia implicará fondos concretos o apenas un intercambio de monedas que, de concretarse, tendría un plazo máximo de seis meses a un año y un monto estimado de USD 20.000 millones.

El eventual swap con Washington podría reemplazar al acuerdo vigente con China, cuyo tramo activo fue refinanciado con vencimientos estimados en USD 5.000 millones para 2026. Pero el esquema estadounidense plantea nuevos interrogantes: qué tasa se pagará, cómo será la activación y qué condicionamientos políticos implicará, especialmente si el Tesoro norteamericano exige revisar la política de retenciones.

El escenario financiero cambió abruptamente cuando el BCRA, el viernes pasado, reinstauró la “restricción cruzada” para personas humanas mediante la comunicación A 8336, medida que reintrodujo la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el CCL al 10%. En cuestión de días, la autoridad monetaria vendió USD 650 millones para contener al dólar mayorista en $1.425, además de intervenir con títulos dólar linked por USD 1.700 millones y realizar un canje con el Tesoro por otros USD 7.300 millones.

La estrategia, orientada a contener la demanda de cobertura, eleva los riesgos fiscales y monetarios: con una posición vendida en futuros cercana a USD 7.000 millones, cualquier salto del dólar genera emisión y agrava el desequilibrio. A esto se suma la pérdida de ingresos fiscales por la eliminación de retenciones, que favoreció principalmente a un puñado de cerealeras.

Con un nivel de reservas limitado y vencimientos por USD 4.500 millones en enero, el Gobierno vuelve a enfrentar la presión del mercado. El riesgo país ya regresó a la zona de los 1.250 puntos básicos, y la estrategia oficial parece resumirse en vender los pocos dólares acumulados y reforzar el cepo para intentar llegar a las elecciones sin una nueva corrida.

El plan actual combina ventas diarias de divisas del Tesoro, colocaciones de bonos dólar linked y ampliación del límite de futuros, pero el margen se agota. Sin un apoyo efectivo desde Washington, octubre podría convertirse en un mes crítico. Como resume un analista del mercado: “El Gobierno compró tiempo, pero lo pagó caro. Ahora todos quieren ver si la plata realmente está.”

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